
ESPECIAL #TRABAJADORES . Quinta entrega.
Como parte del especial de trabajadoras/es del mes de mayo, conversamos con Rodrigo Pérez, delegado del comunal Independencia del Colegio de Profesores y militante del MST, para profundizar en una mirada política respecto al mundo sindical y sus proyecciones.
Soy Rodrigo Pérez, profesor de la asignatura de Historia y Geografía. En mi calidad de docente en una escuela municipal, soy socio del Comunal del Colegio de Profesoras y Profesores de Independencia, donde tengo la responsabilidad de representar a las y los docentes colegiados de mi escuela en dicha instancia. Esto es importante, porque no somos un sindicato, somos un Colegio Profesional, que es quien ha representado a las y los docentes desde fines de la dictadura en el sector público. Existe la posibilidad de constituir sindicatos, y es común que esto ocurra en comunas que son administradas por Corporaciones de Educación Municipal, donde se asocian muchas veces docentes con asistentes (trabajadoras y trabajadores que no son profesoras y profesores). Pero sigue siendo el Colegio de Profesoras y Profesores la principal herramienta organizativa del gremio.
Desde el año 2010 que tengo militancia en el Movimiento Socialista de las y los Trabajadores MST. Ese año, a su vez, siendo estudiante de la Universidad Alberto Hurtado, y luego de 3 años cumpliendo diversas responsabilidades en el centro de estudiantes, asumí el cargo de Secretario General de la Federación de Estudiantes de la Universidad Alberto Hurtado.
Como profesor, he trabajado en colegios particulares, subvencionados y municipales, donde pude representar a nivel sindical a mis compañeras y compañeros en el proceso de negociación colectiva. A su vez, estas experiencias me han permitido comparar los tres principales modelos laborales que tenemos las y los docentes en el sistema educativo.
En mi calidad de activista y militante universitario, así como representante sindical, he priorizado actuar en virtud de la unidad de las luchas, sin importar su procedencia productiva o social. La solidaridad, unidad y la independencia política me parecen principios claves para que la clase trabajadora avance en un camino de conquistas y éxitos por la dignidad y derechos.
¿Qué diagnóstico puedes hacer de la realidad del mundo sindical en la actualidad?
La situación actual es continuidad del modelo de la dictadura y posteriores 30 años. Con la desarticulación de las propuestas políticas y sindicatos de lucha, el régimen político tuvo espacio ancho para impulsar maniobras que le han permitido tener leyes antisindicales como el Código del Trabajo, o las diferencias entre los estatutos del sector público, de los gremios con la legislación antes mencionada.

Las condiciones para obtener conquistas, con procesos de negociación colectiva dirigidos, con tiempos acotados para el desarrollo de la huelga, donde solo se pueden plantear demandas que permita la legislación, impiden la solidaridad sindical, debilita la moral y la practicidad de los sindicatos para las y los trabajadores, que ven con recelo el actuar de un modelo de dirigencias sindicales antidemocráticos, burocráticos, que utilizaban sus cargos como espacio para sus beneficios personales antes que representaciones honestas del sentir de las asambleas, dispuestos a dar la lucha y solidarizar con otros sindicatos.
Pese a ello, desde el estallido social ha surgido un tipo de dirección sindical nueva, que representa otros enfoques y métodos para organizar a las y los trabajadores. Es interesante ver como nuevos rostros asumen cargos, por ejemplo, en los Comunales del Colegio de Profesoras y Profesores, que de forma independiente o con militancias de lucha, comienzan a representar a sectores cada vez más grandes del gremio. En un marco de crisis institucional y de violencia en las escuelas, es fundamental la legislación que hoy se demanda y que está congelada en el Congreso. Pero con ello también, es necesario cambiar el número de estudiantes por aula, contratar más docentes y realizar un cambio de modelo con directa intervención de docentes, asistentes de la educación, estudiantes y familia. Mientras las condiciones educativas se definan en Ministerios, sin impacto desde las comunidades, el modelo educativo persistirá con sus debilidades endémicas. Requerimos que quienes intervienen directamente en las escuelas sean las encargadas de definir y dirigir sus procesos educativos.
¿Cómo evalúas el proceso de rearme parcial que tuvo el movimiento sindical en el período que va del 2005 con las movilizaciones de los subcontratistas, hasta las luchas de los portuarios previo a la revuelta?
Considerando mi respuesta anterior, la fortaleza del régimen se ha medido porque ha contado con múltiples resistencias. Es evidente que ha habido grandes movilizaciones sindicales en el país, con direcciones de lucha, o que por la coyuntura y presión de sus bases han tenido que adoptar tal actitud. La debilidad tal vez ha radicado, y esto lo planteo con humildad y como una posibilidad y siempre apuntando a una generalidad más que a una caracterización total, a dos situaciones: una, el marco normativo legal anti obrero; la segunda, la debilidad de estructurar planes de lucha que permitan unificar demandas.
Ahora bien, esto con una legislación compleja para los intereses de la clase trabajadora, con un costo de la calidad de vida cada vez más alto y con una desconfianza generalizada a todo lo que huela a política, hace la tarea más titánica. Los ejemplos de los procesos por los que se pregunta me parece que lograron romper ciertas dinámicas que durante los 30 años se han implementado cuando hay luchas, la atomización, la invisibilización y el desgaste mediante represión física y económica. Por eso dichas experiencias deben ser aporte a los debates actuales, ayudar a quienes estén dispuestas y dispuestos a elaborar programas unitarios de lucha y solidaridad para conseguir conquistas concretas.
¿Cómo evalúas el papel que jugó el movimiento sindical durante la revuelta y los procesos constituyentes?
Expresivo de una crisis. El movimiento sindical no logró entrar en el estallido, en lo que se refiere a sus componentes organizativos. Muchas personas que salimos a las calles estábamos sindicalizadas, pero no fue mediante esas instancias que nos convocamos en las calles, ni asambleas territoriales. Por supuesto que hubo excepciones o situaciones más dinámicas, fue un proceso nacional que tuvo en diversos territorios dinámicas muy particulares, pero en lo central, el movimiento sindical no fue el actor más dinámico durante el estallido y Convención. Eso sí, hay que tener la salvedad que las y los docentes estuvieron en un proceso de paro que duró tres meses, y que fue la antesala del estallido. Así también hubo otras experiencias y que representaron las luchas mencionadas en su pregunta anterior, que sí lograron, y si no al menos lo intentaron disputando, el tener un rol activo en las movilizaciones y procesos constituyentes.

¿Crees que podemos hablar hoy de la existencia de un movimiento sindical en Chile?
Si, en crisis pero existente. Y como existe hay que potenciarlo con nuevas direcciones, que convoquen y den vida a sus organizaciones desde las bases. Basta de dirigencias verticalistas que no abren la organización para la participación de sus socias y socios. Así subiremos la moral y surgirán nuevas prácticas como la solidaridad entre luchas, lo que permitirá fortalecer nuestra organización para acumular el poder que requerimos para lograr conquistas en nuestras demandas históricas.
Existen distintos referentes sindicales, centrales, confederaciones, etc., que no logran ser representativos para los sindicatos, ¿por qué crees que se da este fenómeno?
Por el desapego de las direcciones con sus bases. Evidentemente una Central, al agrupar federaciones, va a tener ciertas dinámicas de desapego, siendo los sindicatos y federaciones las que cuentan con mayor espacio para ese vínculo directo. Pero eso en ningún caso justifica la falta de representación actual. Las grandes dirigencias nacionales son prácticamente desconocidas hoy por la mayoría de las y los trabajadores.
Esta crisis no solo puede explicarse por el modelo legislativo pinochetista, sino que debe partir de cómo en ese marco desfavorable las y los trabajadores se han desmoralizado y entrado en directa desconfianza, es por las prácticas antidemocráticas y muchas veces corruptas. Pero quienes deben irse son los corruptos, los que negocian por arriba, los indiferentes ante las injusticias.
Las y los trabajadores que queremos cambios verdaderos debemos quedarnos, y resistir construyendo nuevas alternativas. Lo ocurrido a partir del estallido, con antecedentes muy importantes, es valiosísimo. Hay una nueva generación (no necesariamente etaria, sino desde la perspectiva de cómo se entienden como representantes) que viene a dinamizar un espacio que está débil, pero con esos ejemplos lo podemos fortalecer.
A ello quiero sumar en la consideración la fuerte represión sindical que impide el desarrollo armónico de nuevos proyectos, desde las propias dirigencias sindicales corruptas, hasta las de los patrones y el Estado. Debemos luchar por el derecho irrestricto a la huelga, sin condiciones ni miramientos. Así avanzaremos en conquistas significativas. También debemos prepararnos, debemos avanzar en un horizonte que nos proponga ser a quienes trabajamos quienes dirijamos nuestra fuente de trabajo, con la crisis socioambiental y el cambio climático, es fundamental que la producción no esté en manos del lucro, sino de la sustentabilidad y retribución digna por lo trabajado.
En la misma línea que lo anterior, ¿cómo ves el desafío del mundo sindical frente a la realidad del trabajo precario que tiene obstáculos para organizarse y frente a la gran masa de trabajadoras y trabajadores no sindicalizados que no reconoce a los sindicatos como herramienta de lucha?
Gigante, desafiante y lograble. tenemos condiciones, el estallido nos enseñó que el descontento es generalizado, ahora debemos canalizar la rabia y bronca en propuestas organizativas para triunfar. Detectar en conjunto las problemáticas reales y organizar planes de lucha honestos y con discusión democrática con, para y desde las bases. Las direcciones sindicales deben estar al servicio de sus bases, no servirse de ellas.
¿Cuáles crees que son las perspectivas de acumulación de fuerzas para el mundo sindical? ¿Cuál debe ser el estilo de construcción que permita acumular fuerza sindical?
Un estilo democrático, horizontal, con debates y diálogos propositivos permanentes en los lugares de trabajo. Dispuesta a jugársela por la defensa de las y los trabajadores y por conseguir demandas históricas y condiciones de vida digna. Que sea solidaria para que otras luchas triunfen, sin exigir nada a cambio. Si logramos construir en conjunto un estilo similar al planteado, con muchas más características de las que yo pueda plantear, vamos a avanzar a pasos de gigante en beneficio de la clase trabajadora, no me cabe duda alguna de aquello.
¿Cómo evalúas la participación del mundo sindical frente a una agenda legislativa que ha estado movida el último año en temas laborales (40 horas, ley Karin, ley de conciliación de la vida laboral y familiar, negociación ramal, reforma a las AFP)?
Ha sido baja o nula, más allá de legítimas movilizaciones parciales o presiones desde las dirigencias, o presentaciones ante comisiones legislativas. El movimiento sindical no ha sido quien ha impuesto o propuesto siquiera los términos de esas leyes, quedando en manos de un Congreso compuesto por diversos sectores políticos, pero que en su mayoría tienen algo en común: un acuerdo por dar gobernabilidad a las instituciones, armar al Estado para reprimir cualquier futuro estallido, así como mantener a ultranza el modelo pinochetista de Estado subsidiario con privatización de derechos.

¿Cuáles son los principales focos de lucha en que debiera concentrarse el movimiento sindical en lo pronto?
Los que defina el propio movimiento sindical desde sus bases. Muchas veces la CUT o el Colegio de Profesoras y Profesores convocan a paros de un día, para una marcha sin asambleas territoriales, lo cual muchas y muchos trabajadores ven como una pérdida de tiempo, que es una peregrinación a la nada y que no garantiza ganancias, y al menos en el sector donde trabajo, significa proyectar un día más el calendario escolar.
Es decir, si las movilizaciones o ejes van a venir de las mismas directivas hoy en crisis, con los métodos de crisis que vienen aplicando hace 30 años, si tienen la desfachatez de considerar interesantes leyes como las “40 horas” pero ocultando el impacto anti-obrero de la flexibilidad laboral, demanda histórica de la SOFOFA que fue presentada junto a la emblemática reducción de la jornada laboral, entonces no hay solución a nada.
Necesitamos que las bases sean las que elaboren las definiciones respecto a los ejes de nuestras luchas. Eso sí, en lo personal considero que algunos aspectos que podrían ayudarnos a avanzar son: exigir derechos laborales universales, permitiendo la unificación de diversos sectores laborales, la negociación ramal; leyes contra la violencia en las escuelas (las apoderadas y apoderados en su mayoría son trabajadores, por tanto sí es una demanda sindical amplia), aumento del sueldo mínimo y medidas contra la inflación ahora; luchar por el derecho a huelga efectiva y amplia, sin los tiempos legales actualmente establecidos.
Para ello, la primera tarea es unificarnos, luchar contra la apatía y conquistar las directivas sindicales para que nuestras organizaciones estén al servicio de las luchas y, por tanto, al servicio de las trabajadoras y trabajadores.