«Algunos dirigentes han ensuciado el nombre de los sindicatos»

ESPECIAL #TRABAJADORES . Sexta entrega.

Continuamos nuestro especial de trabajadores con esta entrevista a Ronald Salcedo, dirigente del sindicato de Minera Spence, quien nos entrega su mirada sobre el mundo sindical desde uno de los sectores con mayor tradición y posición estratégica en Chile.

¿Qué diagnóstico puedes hacer de la realidad del mundo sindical en la actualidad?

Creo que estamos pasando por una etapa bien compleja en donde cada vez se cree menos en el sindicalismo por varios factores. Primero que nada, porque creo que hay una tarea que no ha sido bien realizada por los mismos dirigentes sindicales, por las grandes centrales, por las confederaciones y federaciones. Creo que por ahí pasa un poquito el tema de no haber dado fuerza y credibilidad también a los derechos que por tanto tiempo se han conseguido desde la fuerza que han puesto los trabajadores en esta disputa. Eso, por un lado. Por otro lado, creo que hay una contraofensiva también de parte de los empresarios en instalar también poca credibilidad en este tema del sindicalismo. Y, por otro lado, creo que también hemos hecho mala pega o han hecho mala pega algunos dirigentes que han ensuciado el nombre de los sindicatos haciendo mal uso de los sindicatos, abusando de distintas maneras. Creo que eso también ha pegado bastante fuerte y por eso también los números que tenemos hoy en día. La sindicalización no supera el 20% acá en el país y no se ven indicios de que esto vaya a tener una tendencia a aumentar.

¿Cómo evalúas el proceso de rearme parcial que tuvo el movimiento sindical en el período que va del 2005 con las movilizaciones de los subcontratistas, hasta las luchas de los portuarios previo a la revuelta?

Creo que eso es una etapa bien interesante de revisar. Creo que, no sé si alguien habrá escrito de eso, pero a mi manera de ver desde la mirada de trabajador, creo que si bien hubo disputas bien interesantes que se dieron principalmente en el mundo del subcontrato y la minería, donde lograron acuerdos marcos bien interesantes, donde finalmente logran establecerse acuerdos económicos para los trabajadores, fue solamente eso, disputas económicas, disputas de mejora en bonos, en becas, que en definitiva son buenísimas. No hay que desmerecer eso, pero terminó siendo eso. Un nicho de disputas de acuerdos parciales en lo individual para los trabajadores, pero no hubo una disputa política detrás de esto, como por ejemplo disputar el cambio del Código del Trabajo, disputar la reconstrucción quizás de nuevos derechos, quizás echar abajo alguna normativa como por ejemplo el 161. No sé, creo que todo el rato se vió desde disputas parciales e individuales de nichos de estos grupos para beneficio individual, que lo vuelvo a repetir, no es malo, pero creo que fue solamente eso. Y que finalmente terminó después destruyendo la misma organización, los subcontratistas de la minería hoy día están dispersados por distintos lados, tenemos distintos actores operando de manera individual o tratando de reactivar esto, pero con resultados bien pocos importantes para todo el mundo del trabajo.

¿Cómo evalúas el papel que jugó el movimiento sindical durante la revuelta y los procesos constituyentes?

Creo que sí hubo una participación de algunos sindicatos, creo que sí hubo llamados a trabajar en esto, hubo algunas mesas de trabajo y finalmente, con muy pocos resultados, creo que este acuerdo, el acuerdo político, finalmente termina segregando también al movimiento sindical por distintas miradas que tenían como enfrentar el proceso. Pero una vez que se da el tema del estallido y se llega al proceso constituyente, creo que los trabajadores no participamos activamente en eso, fueron muy pocos los sindicatos que lograron organizar algo y traspasar a las bases ese algo. Por varios factores también, creo, pero tiene que ver un poquito con esto de que muchos de los sindicatos no hablan de política, muchos de los dirigentes sindicales no quieren hablar de política porque la política está prohibida por las mismas bases. O sea, las bases son las que ponen los temas de conversar dentro del sindicato y por lo general acá en Chile los movimientos sindicales están centrados solamente a dar disputas al interior de la empresa porque así lo establece el código y tenemos esa costumbre que nos quedamos arraigados en que las disputas son solamente con el empresariado para disputar políticamente, internamente beneficios en lo particular, pero temas que tienen que ir del orden de lo político en donde pueden haber beneficios para los trabajadores de manera general y para la ciudadanía también, eso no está en Chile como arraigado.

Trabajadores y trabajadoras afiliados del Sindicato de Minera Spence en asamblea general.

Entonces lo que tienden a hacer los dirigentes sindicales muchas veces es tratar de no hablar de política porque las bases lo prohíben, porque en caso de que un dirigente sindical, a veces pasa que cuando los dirigentes sindicales hablan mucho de política finalmente son sacados de los puestos por lo mismo. Entonces creo que eso lleva también a restringir la participación de los sindicatos en este tema. Entonces eso pasó también creo en el proceso constituyente.

A pesar que habíamos muchos, no sé cuántos, pero sí hubimos hartos que participamos en este proceso que terminó finalmente con poca fuerza, nos pilló con los brazos abajo. Nunca pensamos, yo creo, que alguien haya pensado que este proceso iba a llegar y de la forma que llegó. Lo que sí yo veo también algo positivo en el proceso porque en definitiva creo que antes nunca alguien se preocupó o muy pocas personas se preocuparon de saber cuál es la importancia de una constitución. Hoy día sabemos cuál es el peso de una constitución, sabemos la importancia que tiene y sabemos también por qué la defienden a rajatabla también la derecha. O sea, cambiar el modelo es cambiar el sistema completo a ellos y lo van a defender a … puta no sé, bueno yo creo que son capaces de defenderlo a punta de bala estos huevones.Entonces es un tema complejo que debemos empezar a trabajarlo desde ya y creo que tenemos que abordarlo con una madurez más profunda.

Existen distintos referentes sindicales, centrales, confederaciones, etc., que no logran ser representativos para los sindicatos, ¿por qué crees que se da este fenómeno?

Respecto de las federaciones, confederaciones, creo que ahí tenemos un tema bien interesante, bien importante de revisar. Desde un tiempo a esta parte, no es desde ahora, sino que es previo al golpe de Estado, previo a la dictadura, ya existía este modelo en donde se habían tomado como una posesión propia los partidos políticos de las grandes organizaciones de los trabajadores. La Central Unitaria de Trabajadores CUT en su principio fue abordada, tomada y conquistada por los partidos políticos que se dicen de izquierda, el PS y el PC. Finalmente ellos toman el control de la organización y terminan siendo estas centrales para servir a los partidos políticos. Y eso hasta el día de hoy se ve en federaciones, confederaciones, se ve en las centrales también. Y no hay una conversación o una disputa democrática dentro de estas organizaciones donde la participación real venga desde las bases, venga desde donde los trabajadores sean los que tomen las determinaciones de cómo dar estas disputas. Siempre termina siendo una disputa cupular, donde las cúpulas de estas organizaciones son las que terminan definiendo los temas a conversar, los temas a tratar políticamente sin preguntarle a nadie. Y creo que eso es un tremendo problema y eso ha llevado también a que la gente deje de creer en el sindicalismo también. En parte, no en la totalidad no, pero creo que hay algo ahí de eso.

En la misma línea que lo anterior, ¿cómo ves el desafío del mundo sindical frente a la realidad del trabajo precario que tiene obstáculos para organizarse y frente a la gran masa de trabajadoras y trabajadores no sindicalizados que no reconoce a los sindicatos como herramienta de lucha?

Uy, este es un temazo. La precarización del empleo creo que tiene varios factores. Uno de los factores importantes de revisar es que hay más de 3 millones de trabajadores en el país que trabajan de manera independiente, o sea, están de manera informal. Trabajadores que no pertenecen y no pueden pertenecer a alguna organización. Trabajadores que los limita la normativa para que puedan organizarse a través de sindicatos. El Código del Trabajo bloquea esa forma de organización, no se reconoce como tal. Y ahí encontramos, como decía recién, más de 3 millones, son cerca del 27%, el último dato por ahí que andan dando vuelta, 27, 28% de los trabajadores del país que se encuentran en esas condiciones.

A eso súmale los trabajadores que fueron trabajadores por cuenta propia, ¿no? Súmale a eso el trabajo que ya sale desde la fábrica, o sea, el trabajo que ya hoy día no está centrado en la fábrica, en la empresa, en el interior de algún recinto, sino que hoy día se ha ido el tema de la automatización, la robotización, el teletrabajo, el tema del marqueteo, el tema del comprar y vender por Internet. No sé, hay una serie de cosas que llevan a que esto sea precario. Y lo interesante en este tema también, que creo que hay un elemento que no ha sido muy profundizado, tiene que ver con el tema de la migración.

Delegados de trabajadores esperan a la asamblea del Sindicato.

Donde muchos trabajadores que han llegado al país de origen externo, digamos, o migrantes, finalmente terminan obedeciendo a las reglas del empresariado, que el empresariado se pasa por alto la normativa chilena para trabajar con estas personas. En donde termina pagando pocos sueldos, donde termina pagando a tratos, donde no existe un contrato de trabajo, ese mismo contrato de trabajo no obliga a los trabajadores a imponer, eso lleva un costo al Estado también, de cierta manera, entonces hay una serie de cosas que están ahí que hacen que esto se precarice. Así como datos, me ha tocado ver, bueno, está la experiencia de hace algunos años atrás, donde ocurrió un accidente en el sur, donde nueve trabajadores mueren en un accidente de tránsito en un furgón, y los nueve trabajadores eran trabajadores de origen boliviano, que venían a trabajar acá como temporeros en un fundo de un compañero con mucha plata, y ninguno de ellos con contrato, todo de manera irregular, y eso creo que lleva adelante que la precarización vaya en aumento, o sea, si tú, no sé, un ejercicio bien burdo, pero si tú tienes que pintar la reja de la casa entre pagarle a una persona que te está cobrando lo que corresponde que te cobre, o pagarle a una persona que te cobra un tercio de lo que te está cobrando el otro, termina pagando el tercio, si es la misma pega por menos plata, finalmente eso termina echando abajo el empleo, como es bien burdo, pero pasa en distintos escenarios, y eso creo que va en aumento cada vez más.

¿Cuáles crees que son las perspectivas de acumulación de fuerzas para el mundo sindical? ¿Cuál debe ser el estilo de construcción que permita acumular fuerza sindical?

La acumulación de fuerza sindical está bien lejana a ser tal. Creo que hoy día la gran limitación está puesta en la estructura legislativa que tenemos los trabajadores. Hoy día el Código del Trabajo bloquea la posibilidad de tener una fuerza real. Hoy día el Código del Trabajo, con todas sus permisividades, hace que en definitiva exista la atomización sindical en una empresa donde pueden existir, no sé, en SQM, pueden existir o existen más de 40 sindicatos, más de 4 federaciones, sindicatos con 10 o 15 trabajadores. Cada dirigente o cada persona que se encuentra en una condición de no acuerdo con algún dirigente sindical o con alguna dirigencia sindical, pum, parte, arma su sindicato y termina construyendo el que quiere, de la forma que quiere. Muchos de ellos se forman solamente para hacer actividades de entrega de premios o entrega de GIFT-card y se pierde la impronta de disputa que debe haber con el empresariado o con el empresario. Muchos de estos sindicatos grandes o amarillos, digamos, que existen dentro de una empresa grande, que existen por cantidades, termina siendo uno de los sindicatos que negocia primero y poniéndole techo de negociación al resto de los sindicatos. Por lo general, el primer sindicato que negocia es el sindicato más débil para disputar con la empresa o más amarillo, de cierta manera decirlo. Entonces creo yo que el primer problema pasa por un problema legislativo, en donde el código del trabajo y la legislación vigente es la que nos bloquea o nos impide, de cierta manera, tener una fuerza tal que pueda llevar adelante disputa de manera distinta.

¿Cómo evalúas la participación del mundo sindical frente a una agenda legislativa que ha estado movida el último año en temas laborales (40 horas, le Karin, ley de conciliación de la vida laboral y familiar, negociación ramal, reforma a las AFP)?

La participación del mundo sindical en la actual agenda legislativa es, en mi opinión, prácticamente nula o, en el mejor de los casos, muy reducida y restringida a una dinámica cupular. En diversas reformas recientes, como la Ley de 40 Horas, la Ley Karin o la Ley de Conciliación de la Vida Familiar y Laboral, se observa que estas iniciativas no nacen desde el mundo del trabajo ni desde las bases sindicales, sino que surgen desde instancias políticas externas, como partidos o el propio gobierno. La participación sindical, en estos casos, se limita a una invitación posterior, con escasa incidencia real en la gestación de los proyectos.

Movilizaciones durante la huelga legal de 2022.

Este fenómeno genera una serie de dificultades. Al no existir una participación democrática efectiva de los trabajadores en la elaboración de estas normativas, no se produce un compromiso sustantivo que permita su defensa activa en el debate legislativo. De este modo, los proyectos suelen ser modificados en el Congreso —en muchos casos de forma sustancial—, lo que distorsiona su sentido original. Un ejemplo evidente es la reforma previsional, la cual terminó siendo incluso más regresiva que la propuesta bajo un gobierno anterior de signo contrario. En el caso de la Ley de 40 Horas, si bien se planteaba como una herramienta para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, su implementación ha derivado en esquemas laborales fragmentados que exponen a los trabajadores a jornadas extensas, con tiempos muertos no remunerados que no aportan al bienestar esperado.

Estas falencias legislativas son reflejo no solo de la baja participación de los trabajadores, sino también de una actitud complaciente por parte de las organizaciones sindicales superiores, las cuales han sido integradas a estos procesos desde una perspectiva política más que desde una lógica de transformación estructural. Muchas de estas organizaciones participan sin una mirada crítica ni una propuesta profunda desde la base trabajadora, lo que genera una participación adaptativa, e incluso subordinada, que les impide interpelar con fuerza al gobierno de turno.

¿Cuáles son los principales focos de lucha en que debiera concentrarse el movimiento sindical en lo pronto?

Creo que cualquier foco de lucha que queramos buscar o queramos poner en la mesa, creo que tiene que ver primero que nada con que debemos entendernos como animales o elementos políticos. Creo que tenemos que hacerle frente al fascismo que hoy día tiende a levantarse en el país, con propuestas de eliminación de derechos laborales. Creo que esto debe ir acompañado con una constante y ponerle un poquito más de fuerza a lo que tiene que ver con la formación y educación de dirigentes sindicales, la formación y educación de los trabajadores, pero abordando también desde la posición de revisar la historia también de cómo hemos los trabajadores hemos conseguido los derechos que tenemos.

Hoy en día es fácil encontrarse con trabajadores que terminan preguntando ¿qué me entrega el sindicato? Como que todos los derechos que hoy día existen cayeron del cielo, salieron de una planta, de un árbol, no sé, como que cayeron de alguna parte como un fruto. Y esto ha sido todo el tiempo, todos los derechos que tenemos, las disputas de que los niños no trabajen, que estén protegidos para estudiar, el tema de hoy día tener que contar con un contrato de trabajo, hoy día que tengamos vacaciones pagadas, hoy día que tengan la obligación los empleadores de tener elementos de protección personal para los trabajadores de la industria, hoy día que exista un sistema de pago de indemnizaciones cuando un trabajador deja de trabajar.

Todo eso ha sido conseguido a través de la lucha de los trabajadores que hoy día no la reconocemos como tal y no fue producto de la pura disposición de los políticos. No es que los políticos dijeran, vamos a defender a los trabajadores. Para nada. Todo el rato, y eso está escrito en la historia. Pero como incluso, hasta para leer la historia, hoy día nos cuesta tanto porque la web es tan cara, tan caro el acceso a la información de los libros y tan manoseada la historia que finalmente terminamos desconociendo de dónde venimos, de dónde tenemos nuestros derechos y creo que ahí tenemos que trabajar bastante fuerte, tenemos un montón de pega por hacer los trabajadores, cosa que nunca va a terminar, pero creo que eso es un elemento importante, hay que hacerle frente al fascismo y también tenemos que hacerle trabajar fuertemente en la educación de los trabajadores y en el reconocernos como trabajadores y de dónde venimos.

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