
por Equipo Feminismo Clasista
Con tan controversial afirmación queremos dar espacio a hablar sobre feminismo de clase y como busca dar respuesta a ese segmento tan olvidado por el feminismo hegemónico, las mujeres de las clases populares. Y es que cuando hablamos de feminismo hegemónico hacemos eco de las críticas del feminismo negro, que plantea la cuestión de la sujeta de preocupaciones, señalando que por décadas las principales interlocutoras del feminismo fueron mujeres de occidente, blancas y burguesas.
Mas allá de hacer un repaso de esta crítica, que es posible profundizar en escritos de autoras de la época como bell hooks[1], queremos traer a la discusión la idea de “la mujer”, como construcción del feminismo blanco que busca poner en telón de fondo una idea homogénea de mujer, con ciertas preocupaciones y por sobre todo ciertos privilegios, dejando fuera a una gran diversidad de formas de ser mujeres. En este sentido se trae a la discusión la concepción de patriarcado como el único yugo que oprime a las mujeres.
Desde un lugar común, las feministas marxistas dialogan con esta idea, poniendo en tensión que la centralidad del problema no se encuentra en el patriarcado como único sistema que violenta a las mujeres, sino que hay más variables en una ecuación que es mucho más compleja. Para esto es necesario romper con la idea de “la mujer”, y evidenciar que las condiciones de vida son diversas.
En resumen, si para el feminismo negro comprender la realidad de las mujeres negras involucraba incluir en la ecuación de violencia patriarcal, al racismo y colonialismo, para las marxistas la variable que faltaba era el capitalismo. Sin embargo, pese a que estas críticas al feminismo blanco – hoy hegemónico – , llevan en la literatura feminista mas de cincuenta años, se siguen replicando ideas como “las mujeres como clase” o “la paca también es compañera” que dejan entrever la falta de anticapitalismo al interior de algunas corrientes del feminismo.
Para profundizar en este debate es necesario preguntarnos: ¿Cuál es la relación entre patriarcado y capitalismo?
Reflexionar, cuestionar y por sobre todo posicionarse sobre la relación entre capitalismo y patriarcado es fundamental a la hora de construir estrategias para la emancipación de las mujeres y por, sobre todo, es un debate que separa aguas entre distintos tipos de feminismos. Actualmente existen una serie de teorías que buscan explicar esta relación, para esta discusión nos centraremos en dos, teoría dual y teoría de la reproducción social.

La Teoría Dual, que en la actualidad se presenta como una visión hegemónica dentro de los feminismos, ampliamente difundida y discursivamente instalada en las consignas del movimiento de mujeres. Ubica al patriarcado como un sistema que precede en su formación al capitalismo, considerando a ambos como sistemas de opresión que se interrelacionan vagamente, que poseen autonomía, donde el segundo se beneficia de la existencia del primero. En términos simples, propone la existencia de dos sistemas, que se traducirían en la opresión de género y de clase.
Ahora bien, ¿Porque esta respuesta tiene relación con la tensión entre feminismo de clase y feminismo burgués? Al interpelar a esta corriente por la superación de la situación de opresión de las mujeres, da cabida a la noción de que es posible luchar contra el patriarcado, y así aspirar a un cambio social y cultural que liberará a las mujeres del yugo de sus opresores, bajo los márgenes del capitalismo. En este sentido y bajo esta concepción queda atrás la opresión de clase como una condición relevante para leer la problemática.
Bajo estas circunstancias nos podemos preguntar ¿Qué mujeres podrían acceder en estos términos a una liberación de su condición de oprimidas? Aquellas que su yugo se sostiene únicamente de las opresiones patriarcales. De allí la búsqueda por la unión de todas las mujeres contra el enemigo en común.
¿Qué nos dice estratégicamente separar el Capitalismo del Patriarcado?

Indirectamente nos indica que, para abolir al patriarcado, es necesaria la unión de todas las mujeres de todas las clases, contra el enemigo común, el patriarcado. Mientras que, para abolir al capitalismo, se requiere la unión de hombres y mujeres explotadas en una lucha contra el enemigo común, el capitalismo. Quedando en evidencia una importante contradicción, mientras que para una lucha nuestros compañeros de clase son enemigos, para otra nuestras enemigas de clase serian nuestras aliadas.
Continuando con el debate, una teoría que cuestiona esta visión dualista de patriarcado y capitalismo es la Teoría de la Reproducción Social. Construida bajo la corriente feminista marxista, busca explicar la opresión de las mujeres, entendiendo que, mediante un largo proceso histórico de transformación de formas de vida social anterior, las relaciones patriarcales se han convertido en parte integrante del capitalismo. Esto no quiere decir que sean consideradas como residuos de formaciones sociales anteriores, que persisten en el corazón del capitalismo funcionando autónomamente. Si no que niega al patriarcado como un sistema autónomo.
En este sentido, se habla de un sistema capitalista en el que se reproducen relaciones patriarcales bajo lógicas capitalistas. Esto no quiere decir que se niegue la existencia de la opresión de género y su centralidad en la situación de las mujeres o que se intente reducir cualquier aspecto de esta opresión a una consecuencia mecánica y directa del capitalismo.

Para comprender este entramado de relaciones es necesario considerar al capitalismo como un complejo y detallado orden social alejándonos de esa visión únicamente económica. Desde este punto de vista, la tarea consiste en comprender cómo la dinámica de acumulación capitalista produce, reproduce, transforma, renueva y mantiene las relaciones de opresión.
En este sentido es en la abolición del capitalismo y sus relaciones patriarcales que las mujeres de la clase nos liberaríamos del yugo de la opresión y explotación. Porque es una utopía que terminando únicamente con el patriarcado las mujeres populares serán liberadas de todas sus ataduras. Porque la lucha por nuestra emancipación debe ser atacando al capitalismo patriarcal como sistema que perpetúa relaciones de opresión y explotación. Porque un feminismo que solo ubica al patriarcado como el único culpable de todos nuestros males, está falto de una perspectiva más amplia. Porque un feminismo que cree que solo las mujeres son las sujetas de cambio, está falto de perspectiva de clase, porque no todas las mujeres somos iguales y no todas somos compañeras.
De allí que no es de sorprendernos que figuras de la derecha como Evelyn Matthei o Jacqueline Van Rysselberghe se declaren abiertamente feministas. Ya que bajo el prisma dualista las burguesas y fascistas pueden ser feministas y compañeras de lucha. En este sentido, abogar por la liberación de las mujeres únicamente luchando contra el patriarcado como si fuéramos todas iguales, le habla a las mujeres burguesas y termina siendo un feminismo que habla de las problemáticas de un sector privilegiado de mujeres.
Sobre esto último, tenemos ejemplos de sobra en el amplio espectro de la fauna política nacional, con mujeres abiertamente feministas que al mismo tiempo no dudan en aplicar políticas represivas contra la clase. Así, la rapidez con la que se pasa de “oprimidas a opresoras” tiene relación con que ser feminista no involucra ser clasista. Así se golpea la mesa y se sale a las calles mientras no incomode al patrón, porque autodenominarse feminista sirvió para juntar más votos que el enemigo ultraconservador, pero, para mantenerse en el puesto, la pañoleta se guardó en lo más oculto del escritorio.
Desafíos en el campo popular: construyendo proyecto clasista y feminista.
Porque estamos conscientes que el capitalismo patriarcal cala hondo en nuestras vidas, y que el modelo se sigue perpetuando, con un Estado expectante y facilitador de la violencia sistemática, con políticas públicas que no están hechas para las mujeres populares, con instituciones negligentes y una clase política profundamente desarraigada de los problemas del pueblo, que invisibiliza las problemáticas de nuestras compañeras de clase.
En este contexto, es un desafío de las y los revolucionarios generar una avanzada de nuestra clase, que sea popular, anticapitalista y feminista. Que sea capaz de superar las contradicciones y levantar un proyecto de cara al pueblo, emancipador de las y los oprimidos.
¡Frente al capitalismo patriarcal, construir feminismo clasista y tejer poder popular!

[1] Sí, con minúsculas. Escritora y activista de los feminismos negros, antirracista.