«O son de lucha o no son sindicatos»

por Equipo Editorial

ESPECIAL #TRABAJADORES . Segunda entrega.

Revista Horizonte conversó con Cristian Arenas, Dirigente de la Asociación de Trabajadoras y Trabajadores de la Educación (ASOTTE).


¿Qué diagnóstico puedes hacer de la realidad del mundo sindical en la actualidad?

Si entendemos el sindicalismo como una forma organizativa que busca recuperar lo que el capitalismo niega a los y las trabajadoras, el plusvalor de su trabajo, estamos entonces frente a un período de desarticulación y reflujo que impide llevar a cabo esta meta social.

La inteligencia administrativa del actual modelo de precarización impide, a través de las leyes, el rearme de la clase trabajadora, desarticulando y controlándola, ya no en su condición productiva sino más bien en su condición de usuario o cliente.

Ciertamente hay fortalezas que cabe mencionar.

Primero, el descontento masivo existe y está latente.

Segundo, la cada vez más frecuente lucha de los territorios, organizados por mujeres, que se organizan desde la autogestión y por una vida digna, en las que se reconocen como trabajadoras y pobladoras.

Tercero, los pocos pero decididos sindicatos que avanzan no solo en mejoras salariales sino también en la formación política de sus asociados.

Cierre de la «V Asamblea de Mujeres y Disidencias» en Conmemoración del Día Internacional de la Mujer, miércoles 12 de marzo de 2025, Macul. Créditos: @asotte_gm

¿Cómo evalúas el proceso de rearme parcial que tuvo el movimiento sindical en el período que va del 2005 con las movilizaciones de los subcontratistas, hasta las luchas de los portuarios previo a la revuelta?

Sin duda este periodo tuvo de todo. Paralizaciones, huelgas y una re-vinculación ascendente de los sindicatos con las demandas generales del pueblo, incluidas vivienda y educación. Sin embargo, los acuerdos de la CUT con el empresariado y la intromisión política de leyes que coaccionan la huelga legal, sumado a la militarización de zonas de sacrificio y “la policialización” de la protesta terminaron por desmovilizar, a punta de bala, a los y las que luchan.

Hay que reconocer que mucho del descontento y su articulación pasó, porque en el período aludido abundaron las publicaciones y encuentros que buscaban una salida colectiva, ante la evidente coacción e incluso sometimiento de los sindicatos.

¿Cómo evalúas el papel que jugó el movimiento sindical durante la revuelta y los procesos constituyentes?

Regresivo. No fuimos capaces de empujar el carro de la movilización. La foto, con codazos por aparecer, era similar a la de la Teletón. La mesa sindical por la unidad social estaba compuesta por representantes que de una u otra forma hoy son gobierno, salvo honrosas excepciones.

Sin ir tan lejos, ¿en qué están Maturana, Aguilar, Messina y Figueroa.? Capitalizaron para abundar en algún tipo de control. Para muestra un ejemplo. ¿En qué está Aguilar? Firmando acuerdos con el gobierno por la deuda histórica, que más que una vergüenza es una estafa y luego cerrando la puerta a la movilización y la huelga. Razones abundan para estar parados, pero no hay nada de eso.

El financiamiento de la educación sigue por voucher, la RBMN (remuneración básica mínima nacional) sigue congelada, no hay solución para las menciones de PIE (Programa de Integración Escolar), aún hay discriminación remuneracional entre básica y media, las escuelas se caen a pedazos y la habitabilidad es una desgracia, y para colmo los servicios locales no se financian, generando profundas brechas materiales que redundan en bajos niveles de aprendizaje.

¿Crees que podemos hablar hoy de la existencia de un movimiento sindical en Chile?

Entre las organizaciones sindicales que conozco es aún muy marginal. Un movimiento sindical de nuevo cuño, que reivindique los principios de la CUT del 53, con Clotario empujando el carro del sindicalismo, sólo cinco o seis. Falta politizar el movimiento sindical, como antiguamente lo hicieron las organizaciones de resistencia y las mutuales. Los sindicatos no pueden transformarse en pequeñas cajas de compensación ni pueden existir en complicidad con la mandante. O son de lucha o no son sindicatos

Existen distintos referentes sindicales, centrales, confederaciones, etc., que no logran ser representativos para los sindicatos, ¿por qué crees que se da este fenómeno?

Al igual que en el 2019, todos querían parir la guagua, de ahí la disputa en la izquierda por la conducción del movimiento de masas, en los sindicatos pasa lo mismo. Los dirigentes de turno, a espaldas de los trabajadores, acumulan una importante cuota de poder que por las relaciones funcionales del sindicato solo acumula ego y nada más. Sin proyecto político, sin una línea clara de conducción política constituida por toda una fuerza motriz sindical es muy difícil avanzar hacia un reposicionamiento de los sindicatos. Son muy pocas las organizaciones sindicales que practican la autonomía de los partidos, o la autogestión de los territorios donde impacta. Menos aun los que declaran un organigrama con una pirámide al revés, entendiendo que la parte más ancha debe ser siempre la asamblea general.

Por encima de todo, visiones sindicales patriarcales excluyen a la fuerza sindical con más claridad respecto de lo que significa ser trabajadora y pobladora, las mujeres, con un 18% de menos sueldo respecto de los hombres y sometidas culturalmente a la crianza precarizada, por lo que difícilmente pueden asumir un rol más activo en la acción sindical, cuando por siglos las reglas del sindicato las dictaron los hombres.

En la misma línea que lo anterior, ¿cómo ves el desafío del mundo sindical frente a la realidad del trabajo precario que tiene obstáculos para organizarse y frente a la gran masa de trabajadoras y trabajadores no sindicalizados que no reconoce a los sindicatos como herramienta de lucha, y que tampoco puede organizarse en torno a un sindicato?

Gran masa por no decir casi todos. En Chile hay 12.000 sindicatos que concentran a 1.200.000 trabajadores y trabajadoras de un total de 10 millones de personas en edad de trabajar, sin embargo, solo tienen convenio colectivo vigente menos de 2.500 sindicatos que concentran un total de 340.000 trabajadores y trabajadoras. Con este panorama es muy poco lo que se puede hacer. Tal vez, antes que pensar en las centrales habría que avanzar en la construcción de sindicatos de lucha con un pie en la pega y otro en la pobla, que haga admisible luchar por el aumento salarial lo mismo que por una mejor salud para sus hijos.

Revincular la faena con el barrio.

¿Cuáles crees que son las perspectivas de acumulación de fuerzas para el mundo sindical? ¿Cuál debe ser el estilo de construcción que permita acumular fuerza sindical?

La negociación por rama parece ser una buena alternativa a la atomización sindical. Hay que recordar que un poco más del 50 % de los sindicatos en Chile tienen menos de 50 sindicalizados en sus filas, por lo que parece obvio vincularse y dejar de negociar por separado.

Luego, se debe establecer una meta clara de negociación, que incluya los tiempos y recursos necesarios para conseguirla; ya está bueno de metas sindicales ambiguas y laxas.

Declarar la autonomía de los partidos es fundamental. 

Un plan de formación que vincule la demanda con la identidad de clase. Una escuela de política sindical permanente que promueva la militancia sindical.

Elaborar un plan de lucha radicado en la acción directa de masas como la única forma de conquista social.

Reformar estatutos para que sea la asamblea general el único órgano de decisión sindical.

Levantar pliegos de demandas que mejoren la vida de las familias y de los barrios en los que se ubica la faena. 

Incluir en la demanda tiempos de organización sindical en horario protegido.

La acumulación de fuerza, de acuerdo con mi experiencia, se articula inmediatamente cuando uno de estos elementos expuestos anteriormente se lleve a cabo.

¿Cómo evalúas la participación del mundo sindical frente a una agenda legislativa que ha estado movida el último año en temas laborales (40 horas, le Karin, ley de conciliación de la vida laboral y familiar, negociación ramal, reforma a las AFP)?

Primero, decir que en el actual contexto socioeconómico de precarización y subsunción capitalista no hay legislación para la vida digna, por tanto, lo que se ha conseguido son adecuaciones al modelo para que no se vea tan explotador y en eso ha estado la CUT, que dicho sea de paso concentra el 80% de los sindicatos, pero que poco o nada ha hecho frente al alza del costo de la vida, con una canasta básica de alimentos que en seis años casi se ha duplicado. Ni hablar de la ley Karin, a un año de su publicación y sin financiamiento terminó por transformarse en un excel interminable de denuncias que se acumulan sin veredicto.

Si la CUT y las otras centrales siguen con un pie en sus sedes y otro en el congreso poco o nada se puede conseguir en materias tan relevantes como aumento remuneracional, salud y educación. Después de todos estos años el 1% más rico sigue concentrando el 49,6 % de la riqueza nacional y 9,1  % de los y las chilenas viven en la pobreza.

El pasado 3 de abril de 2025 las y los trabajadores de ASOTTE se movilizan en la comuna de La Granja (Santiago SUR), tras haber decretado paro de actividades. Créditos @asotte_gm

¿Cuáles son los principales focos de lucha en que debiera concentrarse el movimiento sindical en lo pronto?

Negociación por rama.

Fin al extractivismo salvaje y a las zonas de sacrificio.

Nuevo modelo de financiamiento basal de la educación.

Gestión comunitaria de la educación.

Expropiación de recursos naturales.

Universidad de los trabajadores.

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