Sobre Elecciones, Algoritmos y Territorios

Comisión política Tejer-Construir

Breve análisis del resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales y nuestra posición para la segunda.

Miguel Enríquez nos señalaba que “Las elecciones nunca resuelven por sí mismas los problemas de las clases, sólo los plantean”. Esto es fundamental, porque si bien tenemos la convicción de que no es en el terreno electoral de la democracia liberal donde la lucha de clases impulsa sus batallas y victorias más decisivas, para el nuevo proletariado y la clase trabajadora en general; si podemos decir que hoy – a través del voto obligatorio – queda más claro el camino hacia donde se está moviendo el sentido común de la población1. En este sentido, la primera vuelta de las elecciones presidenciales nos proyecta una clara victoria cuantitativa de la derecha en general, y particularmente de la derecha neofascista y sus expresiones orgánicas2.

Si observamos los resultados del centro político, estos claramente se alinean con la aprobación del actual gobierno en las encuestas. Desde nuestro punto de vista, además del voto duro que se ha mantenido firme en la ultraderecha, existe un nuevo votante – producto del voto obligatorio – el cual ha premiado la consistencia en el tiempo de la derecha neofascista. Esto, porque su principal referente, José Antonio Kast, incluso en los momentos de más efervescencia social durante la revuelta popular, a pesar de lo impopular de su posición para entonces, mantuvo su discurso y un enfoque ideológico claro3. Por supuesto, siempre entendiendo que, aprovechando su condición de clase, durante una década su trabajo ha estado centrado en ser candidato. Por otro lado, la ciudadanía ha castigado los partidos del centro político, y el progresismo, que no sólo no fueron consistentes, sino que al gobernar han dado continuidad a las políticas sociales neoliberales y en algunos casos con medidas completamente opuestas a lo que habían prometido en su programa de gobierno4.

Algoritmos y control social

En estas pocas líneas es imposible hacer un análisis acabado de lo que nos ha llevado a este giro importante en el sentido común de la población, sin embargo, queremos hacer referencia a lo menos a dos factores fundamentales para entender la situación. El primero es más bien una aproximación a la situación que nos ha abierto la mal llamada “sociedad de la información” o “Sociedad del conocimiento”, la cual para nosotros es más bien un culto a la “sociedad de la ignorancia”, y como esto – a grandes rasgos – no ha sido captado por la izquierda y el progresismo, o por lo menos no ha tomado ninguna medida que permita mitigar su efecto5.

Desde finales del siglo XX, algunos intelectuales intentaron instalar la idea de que estábamos pasando a una nueva era de la humanidad post capitalista, en la cual el conocimiento se convierte en el motor central del progreso humano. Es decir, “La Sociedad del Conocimiento” sería una etapa de desarrollo social y económico en la que la generación, procesamiento, transmisión y aplicación del conocimiento son las fuerzas principales de la productividad, la riqueza, la cohesión social y el desarrollo humano6. No es raro haber escuchado al expresidente Piñera hacer referencia este tipo de planteamientos.

Por otro lado, autores como Antoni Brey (2011), plantean el contrapunto a través de lo que ellos denominan “La sociedad de la ignorancia”, puesto que existiría una sobrecarga informativa, la cual supera nuestra capacidad de procesamiento, llevando a la saturación, la indecisión y la dependencia de algoritmos y filtros que simplifican la realidad de manera sesgada. Por otro lado, autoras como Shoshana Zuboff (2019), explican que el modelo de negocio de Internet – especialmente redes sociales – se basa en extraer datos de comportamientos de los usuarios para predecir y modificar su conducta. No sabes si te gustarán los siguientes contenidos, lo que genera una expectativa constante que nos mantiene desplazándonos por la red con recompensas sociales inmediatas que simplifican la interacción humana a un pulgar hacia arriba.

Por su parte, Zygmunt Bauman (2000), describe una sociedad contemporánea donde los lazos sociales, las instituciones y las normas, son «líquidas», es decir, flexibles, volátiles y efímeras. Se valora lo rápido, lo nuevo y lo desechable sobre lo sólido y duradero. En este sentido, Las pantallas son el vehículo perfecto para esta liquidez. La inmediatez que ofrecen (mensajes instantáneos, noticias en tiempo real, tendencias fugaces) alimenta y normaliza la impaciencia y la aversión al compromiso profundo y prolongado7.

Utilizando parte de estos argumentos, tanto las campañas electorales, la política y la interpretación de los hechos, hoy se juegan en los clics o las reacciones en una pantalla táctil. Existe un cumulo inconmensurable de información en la red, pero la población no es capaz de desarrollar los filtros que le permitan discernir la calidad y veracidad de esta, lo cual permite que el sesgo de un algoritmo tome la decisión. En este sentido, tanto los gobiernos progresistas de la ex Concertación o Nueva Mayoría, como obviamente la derecha, erosionaron el sistema educacional con medidas como la eliminación paulatina de las horas de Filosofía e Historia de la educación media, hasta llegar a que sólo sean asignaturas electivas.8

Por su parte, el gobierno progresista saliente del Frente Amplio y el Partido Comunista, no fue capaz de generar reformas para esta situación. Para esto, no puede escudarse en la falta de mayorías parlamentarias que es la típica excusa que sostienen. El sistema educacional ya era precario en términos de contenidos y herramientas para el sistema público, pero el hecho de que nuestros niños, niñas y adolescentes ignoren la historia de nuestro país y el mundo, los deja absolutamente sin la mínima capacidad de interpretación frente a una sociedad que esta más convulsa que nunca, tanto en lo nacional como la geopolítica.

Por otro lado, la derecha ha logrado aprovechar de mejor forma la adicción a las pantallas, sobre todo de una juventud atrapada en la cultura de lo liquido y de lo instantáneo. Estos prefieren el mensaje simplificado, que sólo estimule respuestas emocionales, con imágenes que ojalá no duren más de 30 segundos para continuar desplazándose en la red. En este sentido, dado el mensaje disruptivo y complejo que construye la izquierda más consecuente, se le hace difícil simplificarlo, o simplemente la derecha logra activar los estímulos más primarios como el miedo u otros que le son funcionales en lo político.9

Territorios e izquierdas

Sin embargo, es también un hecho de que las izquierdas no han logrado sintonizar en este contexto con las potenciales aspiraciones de la población. Tanto en las campañas electorales como en la cotidianidad, insisten en colocar el énfasis en temas identitarios y culturales, lo cual no es algo a lo que somos ajenos como parte de estás izquierdas; no obstante, concordamos en los temas, no en su profundidad, orientación, tampoco en la connotación y forma en cómo se plantean para la población desde el progresismo.10

El proceso de la fallida convención constitucional, así como el fuerte reflujo de los movimientos sociales y la izquierda asociada a las demandas que se abordaron, demuestra que no existió sintonía con las grandes mayorías de las clases populares, las cuales no hablaban en el mismo lenguaje de aquellas izquierdas. Por otro lado, en cambio, las mismas abandonaron en los hechos, la causa de las clases populares, lo cual genera un vacío que es capitalizado por candidatos como Franco Parisi, quien logra sintonizar con cierto tipo de trabajadores de características más aspiracionales, producto de la lógica sistémica individualizante de los últimos 40 años. Por otro lado, a través del voto obligatorio, comienza a observarse en forma un poco más nítida el peso de la masa de votantes evangélicos en las clases populares, los cuales adquieren más fuerza sobre todo en los territorios regionales como Biobío y la Araucanía.11

Esto último es fundamental, porque todo lo anterior podría resultar en una lectura muy autocomplaciente para las izquierdas, ya que es un fenómeno mucho más complejo de controlar o direccionar;12 no obstante, desde nuestro punto de vista lo mejor logrado por la ultraderecha, y por la misma razón lo más determinante para sus resultados electorales, es su amplio despliegue territorial. Desde la construcción de una importante red clientelar con dirigentes sociales vecinales, pastores evangélicos y clubes deportivos, entre otras organizaciones sociales funcionales; hasta su vínculo con los narcos y bandas delictuales, logran amplificar en forma efectiva su discurso hacia las clases populares. Es decir, logran ocupar el lugar que las izquierdas abandonaron en la práctica, y lo ocupan con fines de subordinación de estos grupos sociales. Además, no olvidemos que, por muy torpes, y a veces ignorantes, que nos parecen sus lideres, detrás de ellos existen colectivos que desarrollan su pensamiento y forman a sus futuros cuadros políticos, incluso desde la lectura instrumental de autores marxistas como Antonio Gramsci13. Hablamos de think tank, o Centros de Estudio como Libertad y Desarrollo, y Fundación para el Progreso, entre otros.

Por su parte, las izquierdas, por distintas razones, sólo piensan su política al corto plazo, jugando todo en su próxima elección, es decir, la política sólo se juega en la cancha electoral pensando en resolver lo que les permita tener candidatos competitivos en la próxima campaña electoral. Esto ocurre fundamentalmente porque en la medida que ha logrado ocupar parte del aparato estatal, su militancia no juega sus convicciones en la coyuntura electoral, sino también, y sobre todo, sus empleos. Además, si bien hay otra izquierda, más reformista que progresista, que se ha tratado de mantener en forma más consecuente en la misma disputa, generalmente caen en una dinámica que centra su atención en su legalización de elección en elección y los candidatos para la próxima. No hay política de construcción de una fuerza social y de partido como prioridad, sino que en la medida que el tiempo lo permite, y sólo si es útil para la próxima elección.

Todo esto sucede porque si bien las dos últimas décadas, existió una izquierda social que fue capaz de levantar movilizaciones importantes, mientras otra izquierda de vocación más institucional capitalizo en su beneficio dichas movilizaciones14, estás no pasaban de ser dirigidas por individuos que provenían de los sectores medios de la sociedad. A pesar de que en su origen ambas izquierdas tenían un discurso clasista, este fue mutando para centrarse en un discurso que reivindicaba un variopinto de grupos subalternos en específico, que a lo sumo sus luchas se leían como interseccionales15. Poco a poco se abandona la causa de las clases populares como transversal, y un sector de esas izquierdas ocupa el Estado acomodando sus causas a sus necesidades materiales y de acuerdo con su extracción de clase.

Nuestra posición en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales

Es así como hemos llegado a un momento donde la izquierda tiene un bajo despliegue territorial en los espacios donde habitan y trabajan las mayorías populares16, y vemos al fascismo apelando a interpretar y conducir el sentir de estás masas. Este panorama tiene muchas similitudes con lo que sucede en el resto de la región latinoamericana, salvo algunas excepciones, pero también obviamente con sus particularidades en cada país. Para el caso de Chile, se viene una segunda vuelta de una elección que parece que su resultado estuviera claro. Nos obstante, como izquierda revolucionaria debemos que decidir si apoyamos la continuidad de las políticas neoliberales, pero con su cara socialdemócrata, lo cual es potenciar por ahora la idea del “mal menor” frente al neofascismo que busca avanzar para no sólo destruir las pocas conquistas sociales de las clases populares que siguen en pie, sino también para imponer su agenda ideológica conservadora anti socialista, tratando de fortalecer un sentido común hacia la derecha; o simplemente abstenernos de participar en el proceso, quedando como siempre en la absoluta marginalidad y con total irrelevancia para los sectores populares, que tendrán que asistir masivamente a las urnas, incluso en los territorios donde tenemos presencia y aparentemente control.

No somos ingenuos, en esta elección no se juegan dos proyectos políticos sustancialmente distintos, ni tampoco nos hacemos falsas expectativas frente a una poco probable victoria de la candidata del Partido Comunista, pues no es sólo la continuidad del gobierno actual, sino que también de la política neoliberal de la ex Concertación. Nos obstante, es imposible tampoco llamar la atención de los efectos para nuestro pueblo de un gobierno de Kast. No sólo intentará acabar con los pocos derechos que han conquistado los trabajadores y los distintos grupos subalternos dentro del Estado capitalista, sino que además ejercerá una represión brutal contra ellos y profundizará con todos los instrumentos en su poder la producción de un sentido común fascista en nuestro pueblo. Esto no ayudará en generar mejores condiciones para las luchas necesarias, sino que podría generar en la mayor parte de los casos un escenario sumamente negativo para ello.

Apoyaremos en esta segunda vuelta desde nuestros territorios el voto por la candidata en contra de Kast, no porque apoyaríamos su gobierno, sino porque no se puede ceder ningún centímetro al neofascismo. La candidata tiene un programa muy timorato, sin ninguna reforma importante, incluso más que las antiguas candidaturas de la ex Concertación; sin embargo, por todas las razones expresadas anteriormente, creemos que para Chile y las clases populares, un eventual gobierno de Kast resultaría desastroso. La decisión que hemos tomado, no tiene como móvil el oportunismo de la mayoría de las fuerzas políticas frente a un eventual gobierno, sino la firme intención de intentar derrotar al neofascismo por ahora en los espacios institucionales.

Sabemos que, aunque aparentemente la posibilidad de un gobierno del centro político chileno es poco posible, y, sobre todo, de ninguna forma un triunfo electoral derrotara el neofascismo; pero a lo menos implicaría no acceder para ellos a una instancia donde podrían desplegar su poder, con un velo de legitimidad, contra las clases populares, los subalternos, las organizaciones revolucionarias chilenas y mapuche. Claramente resultaría más cómodo no apoyar y dejar que la coyuntura electoral pasé sobre nosotros, que es algo que probablemente hagan muchos pequeños colectivos políticos de la ultraizquierda, así como en cierto momento también lo hicimos nosotros; sin embargo, la realidad es que la mayor parte de nuestro pueblo si concurrirá a votar. Entonces, si el neofascismo logra vencer para finalmente escalar en represión y en la promoción del despojo, nadie podrá apuntarnos con el dedo, porque los dejamos ocupar una trinchera fundamental para ellos.

A pesar de nuestra postura en relación con el voto de segunda vuelta, creemos que el triunfo sobre el neofascismo no se resolverá en las urnas, pues este es sólo un paso más para ampliar su poder. Para nosotros debe ser derrotado en los territorios y sectores sociales, donde ellos se despliegan. Debemos triunfar sobre el sentido común de la población y en el campo de lo que ellos han difundido como la batalla cultural. La única forma de acabar de raíz con su influencia sobre nuestro pueblo, es enfrentarlo directamente desde el propio pueblo trabajador. En este punto, no podemos olvidar que el progresismo ha colaborado para el crecimiento de la ultraderecha acogiendo su agenda, aceptando sus referentes políticos, alineándose con EE.UU. en su política exterior para atacar a la izquierda latinoamericana, e imponiendo leyes represivas para asfixiar a las luchas populares. Es por esta razón que nuestro llamado a las izquierdas es para reagruparnos y articularnos nuevamente en torno a la causa de las clases populares, ha suprimir el oportunismo y ha derrotar al fascismo en todas sus trincheras.

Porque la patria es la clase trabajadora.

A derrotar el fascismo en Chile y América Latina

  1. No olvidemos que cuando hablamos de sentido común, lo hacemos desde la perspectiva de Gramsci. Por lo tanto, nos referimos a ese pensamiento no sistemático, caótico y contradictorio; en el cual siempre existe una batalla por su hegemonía por parte de las perspectivas filosóficas de las clases dominantes y las contrahegemónicas desde los subalternos; por lo tanto, no es de sorprender que hoy este a la derecha, que mañana puede estar con el progresismo y que en algún momento gire hacia la izquierda, provocando cambios en la correlación de fuerzas. ↩︎
  2. Nos referimos al Partido Nacional Libertario de Kaiser, al Partido Republicano de Kast, pero también a los Think Tank como la Fundación para el Progreso de Axel Kaiser. ↩︎
  3. Claramente en la derecha neofascista se sacrificó la popularidad en el momento por una mirada al largo plazo que hoy está cosechando sus frutos. En el caso de las izquierdas, existe una mirada cortoplacista, que sacrifica coherencia y consecuencia, para resolver asuntos de la elección más inmediata. Esto último, no sólo abre el camino de los neofascismo, sino que los fortalece frente a la población. ↩︎
  4. En análisis anteriores de TejeR – ConstruIR sobre las coyunturas, hicimos ya referencias sobre cómo había actuado el gobierno de Boric en relación con su agenda en materia política y legislativa, donde se respondió con tres tipos de políticas: 1) Las orientadas a la represión productos de su necesidad de mostrar gobernabilidad frente a la derecha. 2) Las que se dirigieron directamente a hacer lo contrario de lo que habían prometido en campaña y como parlamentarios, y 3) las que intentaban resolver temas del programa, pero con medidas neoliberales (de la misma forma que lo hizo la ex Concertación). ↩︎
  5. Más adelante nos referimos a la eliminación total en la educación de las ciencias sociales, no obstante, también hay otras posibilidades en su conjunto como eliminar el impuesto del libro, subsidiarlo, o la creación de una editorial del Estado, una ley de medios que imponga contenidos educativos, potencie la TV y radio comunitaria, así como la propiedad del Estado, entre muchas cosas más, algunas medidas que no requieren necesariamente trámite legislativo. ↩︎
  6. No referimos a algunos autores como: Peter F. Drucker; Fritz Machlup; Ikujiro Nonaka y Hirotaka Takeuchi; entre otros. ↩︎
  7. Esto también tiene relación con el divorció entre los individuos y sus necesidades que sólo se satisfacen colectivamente, lo cual acerca a la población a una negación a cualquier tipo de organización o instancia colectiva, incluyendo un partido, independiente de la forma y objetivos de este. Esto impacto, por ejemplo, directamente en las antiguas formas de militancia comprometidas conocidas y crea una militancia light que sólo participa para lograr objetivos materiales de su vida personal, y en la medida que no entorpezca sus tiempos. ↩︎
  8. Hoy algunos hablan de Educación Cívica, pero desde nuestro punto de vista, no se necesita que la juventud aprenda a ser buenos ciudadanos, sino que conozca su historia para no repetirla, que entiendan la filosofía y el pensamiento complejo que existe detrás de la ideología; así como comprender la sociedad, dotándose de las herramientas para ello. Eso es historia, filosofía y las ciencias sociales en general. ↩︎
  9. Esto apoyados por los medios de comunicación masiva, lo cuales establecen la legitimidad de la medida, y estimulan principios negativos como la xenofobia. ↩︎
  10. Para el progresismo existirían distintas luchas, de distinta naturaleza y que sólo coyunturalmente en el mejor de los casos, pueden interceptarse por su origen en el neoliberalismo. No se cuestiona el capitalismo como central, sino al neoliberalismo, no se ve el conflicto entre las clases como transversal, sino como uno más, pero de menor relevancia en la actualidad. ↩︎
  11. En el caso de la región del Biobío, particularmente el Gran Concepción, dos candidatos/as del Partido Social Cristiano, logran conseguir un escaño en el parlamento. ↩︎
  12. Nos referimos al primer factor que explicábamos con la teoría de “La sociedad de la ignorancia”. ↩︎
  13. La idea de la “batalla cultural” tan repetida en América latina por la ultraderecha, viene justamente de la lectura instrumental que hacen de Gramsci, a pasar de que el mártir italiano fuera marxista. ↩︎
  14. Nos referimos a movilizaciones como las de 2011, donde, por ejemplo, Karol Cariola ya no existía en la UdeC (fue presidenta de la FEC el 2010 y destituida), y Gabriel Boric sólo ocupo algún papel en la U de Chile, pero no era parte de la FECH. Ninguno de los dos existía para las grandes mayorías de estudiantes movilizados que no eran de la U de Chile, hasta el 2012 cuando Boric asume la FECH (no olvidemos que las movilizaciones donde alcanzan mayor radicalidad es en regiones). Esta movilización sólo fue un paréntesis en la historia de la Confech postdictadura, donde no hubo control ni menos conducción de los partidos tradicionales, sino incluso un ambiente hostil para ellos (existía una instancia denominada Sin Fech, donde estaban la mayoría de las universidades). Aún así, son estos los que capitalizan en lo políticos dicho proceso que le permite entrar al parlamento, y modificar el binominal. ↩︎
  15. Termino creado en el mundo académico para señalar como se cruzan en forma casi accidental, ciertas formas de opresión que serían de naturaleza distinta. ↩︎
  16. Estamos generalizando porque siempre queda algo, aunque muchas veces es residual y también a veces bajo la lógica clientelar. ↩︎

Referencias
Enríquez, Miguel – Discurso marzo 1973
Brey, Antoni; Mayos, Gonçal; Ruiz, Ferran; Campàs, Joan; Subirats, Marina; Innerarity, Daniel (2011). LA SOCIEDAD DE LA IGNORANCIA. Ediciones Península, colección Atalaya. España.
Zuboff, Shoshana (2019). LA ERA DEL CAPITALISMO DE LA VIGILANCIA. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder. Paídos. España.
Bauman, Zygmunt (2000). MODERNIDAD LIQUIDA. Fonde Cultura Económica. Ciudad de México.

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